Puntos destacados de la declaración:

  • Más de la mitad de las personas que sobreviven a un ataque cerebral manifiestan deterioro cognitivo dentro del primer año posterior al episodio, y 1 de cada 3 pueden sufrir demencia en el término de 5 años.
  • El alto riesgo de sufrir deterioro cognitivo y demencia después de un ataque cerebral sugiere que la detección temprana es esencial para determinar el tratamiento inicial, como el abordaje mediante atención multidisciplinaria, rehabilitación cognitiva o incremento de la actividad física. También es importante evaluar a las personas que sobreviven a un ataque cerebral para identificar cambios cognitivos que puedan manifestarse a lo largo del tiempo, a fin de realizar los ajustes adecuados en el tratamiento y brindar apoyo para la atención a más largo plazo.
  • El deterioro cognitivo después de un ataque cerebral puede fluctuar, particularmente durante los primeros seis meses después del episodio.
  • Es necesario profundizar las investigaciones para identificar, entre las personas que han sobrevivido a un ataque cerebral, cuáles son las más propensas a presentar deterioro cognitivo y ayudar a desarrollar técnicas de detección y manejo que tengan en cuenta cuestiones culturales.

Prohibida su divulgación hasta el lunes 1 de mayo de 2023 a las 4:00 a.m., hora del Centro/5:00 a.m., hora del Este.

DALLAS, 1 de mayo de 2023 — Más de la mitad de las personas que sobreviven a un ataque cerebral pueden presentar deterioro cognitivo dentro del primer año posterior al ataque cerebral, y 1 de cada 3 presentan riesgo de sufrir demencia en el término de 5 años, según una nueva declaración científica de la American Heart Association publicada hoy en Stroke, la revista profesional científica con revisión por pares de la American Stroke Association, una división de la American Heart Association.

Una declaración científica de la American Heart Association es un análisis de expertos acerca de las investigaciones actuales, y puede tomarse como base para definir pautas futuras. Esta nueva declaración, “Cognitive Impairment After Ischemic and Hemorrhagic Stroke” (Deterioro cognitivo después del accidente cerebrovascular isquémico y hemorrágico), recomienda realizar estudios de detección posteriores al ataque cerebral y adoptar un abordaje de atención integral e interdisciplinaria para brindar apoyo a quienes han sobrevivido a un ataque cerebral y presentan deterioro cognitivo.

“El deterioro cognitivo es un problema de salud muy común, que a menudo no se informa ni diagnostica en su real medida, que frecuentemente afecta a quienes sobreviven a un ataque cerebral”, manifestó Nada El Husseini, M.D., M.H.Sc., FAHA, presidenta del comité de redacción de declaraciones científicas y profesora asociada de Neurología en Duke University Medical Center en Durham, Carolina del Norte. “En las personas que sobreviven a un ataque cerebral, el deterioro cognitivo debe evaluarse de manera sistemática, a fin de iniciar el tratamiento tan pronto como sea posible cuando aparecen signos”.

Según la actualización estadística para 2023 de la American Heart Association, se estima que 9.4 millones de estadounidenses adultos informan haber sufrido un ataque cerebral; lo cual representa un 3.6% de la población adulta de los Estados Unidos. El deterioro cognitivo puede presentarse tempranamente después de un ataque cerebral, o años más tarde.

“El deterioro cognitivo después de un ataque cerebral va desde el deterioro leve hasta la demencia, y puede afectar numerosos aspectos de la vida —por ejemplo, la memoria, el pensamiento, la planificación, el lenguaje y la atención—, como así también la capacidad de una persona para trabajar, conducir o vivir de manera independiente”, señaló El Husseini.

Esta declaración científica se refiere al deterioro cognitivo posterior a un ataque cerebral. Los accidentes cerebrovasculares isquémicos, que son causados por una obstrucción en un vaso sanguíneo que irriga el cerebro, representan el 87% del total de estos episodios. Los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos son sangrados en el cerebro que se producen cuando un vaso sanguíneo debilitado se rompe, y representan aproximadamente el 13% del total de estos episodios.

Según la declaración:

  • El deterioro cognitivo después de un ataque cerebral es común durante el primer año posterior al episodio, y se produce en hasta un 60% de las personas que sobreviven a un ataque cerebral. Es más común que se produzca dentro de las primeras dos semanas posteriores a un ataque cerebral.
  • Aproximadamente el 40% de las personas que sobreviven a un ataque cerebral presentan, durante el primer año posterior al episodio, un deterioro cognitivo que no reúne los criterios diagnósticos para considerarse demencia, pero que igualmente afecta su calidad de vida.
  • Hasta el 20% de las personas supervivientes a un ataque cerebral que experimentan un deterioro cognitivo leve recuperan completamente la función cognitiva, y es más probable que la recuperación cognitiva se dé dentro de los primeros seis meses posteriores al episodio.
  • El deterioro cognitivo posterior a un ataque cerebral suele asociarse con otros problemas de salud que incluyen discapacidad física, trastornos del sueño, cambios en la conducta y en la personalidad, depresión y otros cambios neuropsicológicos. Todos ellos pueden contribuir a una menor calidad de vida.

Diagnóstico y manejo del deterioro cognitivo después de un ataque cerebral

Según la declaración científica, no existe una norma de calidad para la evaluación cognitiva después de un ataque cerebral. No obstante, existen algunos exámenes breves (de 30 minutos o menos) que se usan de manera generalizada para identificar el deterioro cognitivo tras un ataque cerebral: el miniexamen de estado mental (Mini-Mental State Examination) y la evaluación cognitiva de Montreal.

Si bien la detección temprana durante la hospitalización inicial para el ataque cerebral es importante para la planificación de la atención inmediata, también es importante evaluar los cambios cognitivos que se manifiestan a lo largo del tiempo. Las personas supervivientes a un ataque cerebral que experimentan dificultades de origen desconocido con actividades cognitivas de la vida cotidiana, para seguir instrucciones relacionadas con el cuidado o proporcionar información confiable sobre sus antecedentes de salud pueden ser candidatas para profundizar los exámenes cognitivos. Cuando se detecta el deterioro cognitivo, se alienta a los profesionales de cuidados de salud a que evalúen el funcionamiento cotidiano de la persona afectada a través de exámenes neuropsicológicos que observan áreas de la función cerebral que afectan la conducta, y pueden proporcionar una imagen más completa de sus fortalezas y debilidades cognitivas.

Se alienta a los profesionales de atención médica a ofrecer a los pacientes y a sus cuidadores orientación acerca de la seguridad en el hogar y sobre cómo reincorporarse al trabajo y volver a conducir después de un ataque cerebral, y a conectar a los cuidadores y a quienes han sobrevivido a un ataque cerebral con recursos comunitarios de apoyo social.

Suele necesitarse la colaboración interdisciplinaria entre profesionales de atención de la salud, como médicos, terapeutas del habla y el lenguaje, terapeutas ocupacionales, neuropsicólogos y profesionales de enfermería para brindar atención y control óptimos a las personas que experimentan deterioro cognitivo después de un ataque cerebral. Además, la declaración sugiere que la rehabilitación cognitiva conductual y la actividad física pueden ayudar a mejorar las funciones cognitivas después de un ataque cerebral.

Prevenir otro ataque cerebral es una consideración clave para evitar que el deterioro cognitivo empeore tras el primer episodio. Esto incluye los tratamientos para los factores de riesgo de ataque cerebral, como presión arterial alta, colesterol alto, diabetes tipo 2 y fibrilación auricular. El control de la presión arterial se asocia con un menor riesgo de ataque cerebral recurrente y deterioro cognitivo leve.

Cuáles son las necesidades de investigación en el futuro

Existen preguntas cuya respuesta aún se desconoce sobre cómo se produce el deterioro cognitivo después de un ataque cerebral, y cuál es la incidencia de factores no relacionados con el cerebro, como infecciones, debilidad y factores sociales. Se necesita profundizar las investigaciones para determinar las mejores prácticas para la evaluación cognitiva tras un ataque cerebral, incluido el desarrollo y uso de instrumentos de evaluación que tengan en cuenta factores demográficos, culturales y lingüísticos al determinar el funcionamiento “normal”.

“No obstante, quizás la necesidad más imperiosa sea desarrollar tratamientos eficaces, que tengan en cuenta los aspectos culturales, para el deterioro cognitivo posterior al ataque cerebral”, señaló El Husseini. “Esperamos ver ensayos clínicos con el alcance suficiente para evaluar diferentes técnicas, medicamentos y cambios en el estilo de vida en diversos grupos de pacientes, que puedan ayudar a mejorar la función cognitiva”.

Esta declaración científica fue preparada por el grupo voluntario de redacción en representación del Consejo sobre Ataque Cerebral, el Consejo sobre Radiología e Intervención Cardiovascular, el Consejo sobre Hipertensión y el Consejo sobre Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica de la American Heart Association. Las declaraciones científicas de la American Heart Association promueven la concientización acerca de las enfermedades cardiovasculares y las cuestiones vinculadas con el ataque cerebral, y facilitan la toma de decisiones informadas respecto de la atención médica. Las declaraciones científicas establecen lo que se sabe en la actualidad acerca de un tema, y en qué áreas es necesario continuar investigando. Si bien las declaraciones científicas se utilizan como base para definir el desarrollo de pautas, no constituyen recomendaciones de tratamiento. Las pautas de la American Heart Association proporcionan las recomendaciones de práctica clínica oficiales de la asociación.

Los coautores/as del trabajo son la vicepresidenta Irene L. Katzan, M.D., M.S., FAHA; Natalia S. Rost, M.D., M.P.H., FAHA; Margaret Lehman Blake, Ph.D., C.C.C.-S.L.P.; Eeeseung Byun, R.N., Ph.D.; Sarah T. Pendlebury, F.R.C.P., D.Phil.; Hugo J. Aparicio, M.D., M.P.H.; María J. Marquine, Ph.D.; Rebecca F. Gottesman, M.D., Ph.D., FAHA; y Eric E. Smith, M.D., M.P.H., FAHA. La información divulgada por los autores se indica en el manuscrito.

La asociación recibe financiación de personas particulares principalmente. Algunas fundaciones y empresas (incluidas empresas farmacéuticas y fabricantes de dispositivos entre otras) también realizan donaciones y financian eventos o programas específicos de la asociación. La asociación tiene políticas estrictas para evitar que estas relaciones influyan en el contenido científico. Se puede acceder a información sobre ingresos de las compañías farmacéuticas y de biotecnología, fabricantes de dispositivos y proveedores de seguros de salud, y a la información financiera general de la asociación haciendo clic en este enlace.

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Acerca de la American Heart Association

La American Heart Association es una organización que fomenta de manera incesante vidas más sanas y duraderas. Tenemos el compromiso de garantizar una salud equitativa en todas las comunidades. Mediante la colaboración con numerosas organizaciones y gracias a millones de voluntarios, financiamos investigaciones innovadoras, abogamos por la salud pública y compartimos recursos para salvar vidas. La organización, con sede en Dallas, ha sido una fuente destacada de información sobre la salud durante casi un siglo. Comuníquese con nosotros a través de heart.org, Facebook, Twitter o llamándonos al 1-800-AHA-USA1.

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