Puntos destacados de la investigación:
- Las personas que padecen una enfermedad arterial periférica (PAD, por sus siglas en inglés) y que viven en un desierto alimentario, es decir, en una comunidad con escaso acceso a puntos de venta de alimentos sanos y asequibles, tenían un 17% más de probabilidades de fallecer, sufrir un ataque cardíaco o un ataque o derrame cerebral en comparación con las que tenían un acceso adecuado a alimentos sanos y ricos en nutrientes.
- Las personas afectadas por una PAD que vivían en desiertos alimentarios tenían menos probabilidades de tener un automóvil y más probabilidades de ser de raza negra o hispana, de vivir en zonas urbanas y de padecer una enfermedad renal crónica, diabetes tipo 2 o presión arterial alta.
- Las mujeres que padecen una PAD tenían menos probabilidades de recibir un tratamiento médico óptimo y más probabilidades de que se les diagnosticara desnutrición y otros problemas de salud crónicos, independientemente del acceso a los alimentos.
Prohibida su divulgación hasta las 4:00 a. m. CT/5 a. m. ET, lunes, 31 de octubre de 2022
DALLAS, Oct. 31 de octubre del 2022 — Vivir en una comunidad en la que el acceso a alimentos nutritivos es mínimo, lo que a menudo se denomina “desierto alimentario”, puede aumentar el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un ataque o derrame cerebral o una muerte prematura en las personas que padecen una enfermedad arterial periférica (PAD), según una investigación preliminar que se presentará en las Sesiones Científicas del 2022 de la American Heart Association. La reunión, que se celebra de forma presencial y virtual en Chicago, del 5 al 7 de noviembre del 2022, consiste en un primer intercambio mundial de los últimos avances científicos, de investigación y actualizaciones de las prácticas clínicas sobre la base de la evidencia en el área de la ciencia cardiovascular.
La PAD es un estrechamiento de las arterias periféricas, principalmente las de las piernas, que transportan la sangre del corazón a otras partes del cuerpo. La reducción del flujo sanguíneo puede provocar dolor en las piernas o dificultad para caminar. La PAD aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un ataque o derrame cerebral.
Las directrices de la American Heart Association/American College of Cardiology para el tratamiento de la PAD recomiendan que las personas que padecen esta enfermedad reciban un tratamiento médico completo que incluya una fisioterapia estructurada, apoyo para dejar de fumar y medicamentos adaptados a sus factores de riesgo individuales, como la diabetes tipo 2, el colesterol alto o la presión arterial alta, a fin de reducir el riesgo de ataque cardíaco, ataque o derrame cerebral o amputación. El tratamiento óptimo para tratar la PAD incluye medicamentos que reducen la coagulación, la presión arterial, los niveles de azúcar en sangre o los noveles de colesterol.
“Si bien la atención dirigida por las directrices para la PAD reduce las complicaciones, la influencia de los determinantes sociales de la salud, como vivir en un desierto alimentario, en la recepción de una atención óptima no se había explorado previamente”, afirmó el autor principal del estudio, Rayan S. El-Zein, D.O., investigador del Instituto del Corazón Mid America de Saint Luke (Saint Luke's Mid America Heart Institute) de la Universidad de Missouri-Kansas City en la ciudad de Kansas (Misuri).
Los investigadores revisaron los datos entre el 2015 y el 2021 de las personas que padecían PAD y que habían sido tratadas en el sistema de salud de Saint Luke, y compararon los tratamientos y los resultados clínicos de las personas que vivían en un desierto alimentario con las que vivían en una comunidad con acceso a alimentos saludables y asequibles. El acceso a los alimentos se determinó según los criterios del Atlas de Investigación sobre el Acceso a los Alimentos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Entre los 11,907 adultos del análisis, un 15.4% vivía en un desierto alimentario. Las personas que padecían una PAD y vivían en un desierto alimentario presentaban un 17% más de probabilidades de sufrir un evento cardíaco importante, que incluía la muerte, un ataque cardíaco o un ataque o derrame cerebral, en comparación con las que vivían en una comunidad con un acceso adecuado a alimentos saludables.
“Nuestros resultados destacan la importancia de detectar las barreras sociales y ambientales entre las personas que padecen una PAD; en particular, las que viven en comunidades con pocos recursos”, señaló El-Zein. “El alcance del tratamiento de la PAD para reducir el riesgo cardiovascular y mejorar la salud relacionada con la PAD debe incluir más aspectos que las consultas clínicas, las recetas y los procedimientos”.
También descubrieron que, en comparación con aquellos que tenían un mejor acceso a alimentos nutritivos, las personas que padecían una PAD que vivían en desiertos alimentarios tenían más probabilidades de ser de raza negra o hispana, de vivir en una zona urbana, de no tener automóvil o de padecer presión arterial alta, diabetes tipo 2 o enfermedad renal crónica, en comparación con los que vivían en comunidades con un mejor acceso a alimentos nutritivos.
“Reconocer que los determinantes sociales de la salud, incluido el acceso a alimentos saludables, afectan los resultados de las personas que padecen una PAD es extremadamente importante”, afirmó Mark Creager, M.D., director del Centro Cardiovascular del Centro Médico Dartmouth-Hitchcock en Lebanon (Nueva Hampshire) y expresidente de la American Heart Association. “Ayuda a informar a las comunidades, a los legisladores y a los organismos gubernamentales acerca de las disparidades que se deben abordar para mejorar la salud de nuestra población”.
Los investigadores también señalaron los factores que se asocian al hecho de que las personas tengan menos probabilidades de recibir un tratamiento médico óptimo para tratar la PAD, independientemente del acceso a los alimentos. Entre estos factores, se encuentran ser mujer (con un 19% menos de probabilidades de recibir un tratamiento óptimo); la desnutrición (con un 59% menos de probabilidades); padecer una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) (con un 36% menos de probabilidades); padecer una enfermedad renal (con un 19% menos de probabilidades) y vivir en una zona de bajos ingresos (con un 11% menos de probabilidades).
El-Zein afirmó que el estudio confirma los resultados de otros estudios, en los que se detectó que las mujeres que padecen una PAD tienden a no recibir un tratamiento adecuado. “Es posible que esto se deba a varias razones”, indicó. “Normalmente, no se reconoce que los síntomas de las mujeres se asocien a la PAD, y su diagnóstico suele retrasarse”.
En una declaración científica de la American Heart Association de agosto del 2022, se señaló que, si bien el dolor en las pantorrillas es un síntoma común de la PAD, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de manifestar dolor relacionado con la PAD en otras partes de las piernas que no sean el músculo de la pantorrilla. Incluso es posible que no presenten ningún síntoma. Además, los síntomas de la PAD en las mujeres suelen confundirse con los de otras enfermedades, como la artrosis, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento de la PAD.
“Vivir en desiertos alimentarios se asocia a una peor salud en general y a un mayor riesgo de muerte entre las personas que padecen una PAD, así como a una menor probabilidad de recibir tratamientos a base de evidencia que puedan reducir el riesgo”, afirmó El-Zein. “Los proveedores de atención médica siempre deben preguntar a los pacientes que padecen una PAD sobre su acceso a alimentos saludables y sobre su capacidad para pagar y acceder a la atención médica. Esto es fundamental para el compromiso integral y significativo del paciente con respecto a las enfermedades crónicas”.
Los coautores son Rayan S. El-Zein, D.O.; Dan D. Nguyen, M.D.; Zhuxuan Fu, Ph.D.; Kensey Gosch, M.S. y Matthew C. Bunte, M.D., M.S. Las declaraciones de los autores se encuentran en el resumen.
Este estudio fue financiado por el Instituto del Corazón Mid America de Saint Luke.
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- English news release
- Vínculo al resumen y Planificador del Programa en Línea de las Sesiones Científicas de la AHA del 2022
- Declaración científica de la AHA: Avanzar en la calidad de la atención y los resultados clínicos de la enfermedad arterial periférica mediante la evaluación del estado de salud informado por el paciente
- Declaración científica de la AHA: Estado de la ciencia: La relevancia de los síntomas en las enfermedades cardiovasculares y la investigación
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Las Sesiones Científicas del 2022 de la American Heart Association consisten en un primer intercambio mundial de los últimos avances científicos, de investigación y actualizaciones de las prácticas clínicas sobre la base de la evidencia en el área de la ciencia cardiovascular. La reunión de tres (3) días contará con más de 500 sesiones enfocadas en las actualizaciones de los avances cardiovasculares básicos, clínicos y demográficos que ocurrirán del sábado 5 de noviembre al lunes 7 de noviembre del 2022. Miles de destacados médicos, científicos, cardiólogos, personal de enfermería clínico avanzado y profesionales afines del cuidado de la salud de todo el mundo se reunirán de forma virtual para participar en las presentaciones, los debates y los programas científicos básicos, clínicos y demográficos que pueden dar forma al futuro de la ciencia y medicina cardiovascular, incluidas la prevención y las mejoras en la calidad. Durante la reunión de tres días, los asistentes recibirán acceso exclusivo a más de 4,000 presentaciones de investigación originales y podrán obtener créditos de Educación Médica Continua (CME, por sus siglas en inglés), Educación Continua (CE, por sus siglas en inglés) o Mantenimiento de la Certificación (MOC, por sus siglas en inglés) para sesiones educativas. Participe en las Sesiones Científicas del 2022 por redes sociales. Para ello, utilice el hashtag #AHA22.
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