Aspectos destacados de las declaraciones:
- Los factores sociales adversos, como el estado de los seguros, la inseguridad alimentaria, la falta de fondos para medicamentos y otros, pueden causar resultados clínicos negativos de la insuficiencia cardíaca.
- El cuidado proporcionado por los familiares y los amigos de las personas con insuficiencia cardíaca es cada vez más complicado y difícil; además, tiene un costo financiero, físico y emocional para los cuidadores.
Prohibida su divulgación hasta las 4 a. m. CT/5:00 a. m. ET, jueves 30 de abril del 2020
DALLAS, 30 de abril del 2020. Según las dos nuevas declaraciones científicas de la American Heart Association, publicadas hoy de manera simultánea en Circulation, la revista insignia de la Asociación, el tratamiento de la insuficiencia cardíaca debe tener en cuenta los determinantes sociales de la salud del paciente, como su entorno general de vida y su situación socioeconómica, así como las necesidades de los cuidadores familiares no remunerados.
La insuficiencia cardíaca, que afecta a 6,5 millones de estadounidenses, es una enfermedad lenta y progresiva en la que el corazón no bombea sangre de manera eficaz. Aunque no hay cura, las personas con insuficiencia cardíaca pueden llevar vidas normales con la ayuda de medicamentos, cambios en el estilo de vida y apoyo social. Los cuidadores son necesarios a medida que la enfermedad progresa y cuando el individuo ya no es capaz de realizar las actividades diarias o los regímenes médicos complejos.
La declaración científica “Addressing Social Determinants of Health in the Care of Patients with Heart Failure” proporciona una descripción general de la investigación científica que demuestra cómo el condado donde vive un paciente, los factores personales y sociales, como el estado de los seguros, el estado de incapacidad, la raza, el origen étnico y la desigualdad de ingresos, pueden afectar a los pacientes a recibir atención de última generación para tratar su insuficiencia cardíaca.
Connie White-Williams, Ph.D., R.N., presidenta del comité de redacción de declaraciones y directora ejecutiva de Nursing Services and the Heart Failure Transitional Care Clinic de University of Alabama en Birmingham Hospital, establece que “los pacientes que no tienen cobertura de seguro, no tienen suficiente para comer, tienen problemas de transporte, no tienen un lugar seguro donde puedan estar físicamente activos, no pueden costear medicamentos o tienen menos educación o su cobertura de seguro es menor pueden tener resultados significativamente peores de insuficiencia cardíaca en comparación con las personas que no experimentan esos factores”. “Es importante que les preguntemos a los pacientes sobre los problemas de sus vidas y los desafíos que enfrentan, ya que estos problemas tienen un impacto directo en la capacidad del paciente para adherirse a cualquier plan de cuidados”.
Para ayudar a superar las barreras no médicas para que las personas con insuficiencia cardíaca puedan acceder a una atención eficaz, la declaración sugiere un escenario de prácticas recomendadas en el que un equipo de atención médica interprofesional trabaje en conjunto para ayudar a los pacientes, sus familias y sus cuidadores. Este apoyo debe abordar los numerosos desafíos de vida que pueden afectar a los resultados médicos, como la situación de vida del paciente, la disponibilidad de cuidadores, la posibilidad de costear los medicamentos y la manera en que un paciente y su cuidador entienden la información médica.
White-Williams afirma que “abordar los determinantes sociales de la salud puede requerir bastantes recursos, y muchas prácticas clínicas no poseen los recursos ni están organizadas para enfrentar estos desafíos. Sin embargo, cuando las enfermeras, los médicos, los trabajadores sociales, los farmacéuticos y los profesionales de la salud mental trabajan juntos, se puede diseñar un plan de cuidados eficaz para mantener a los pacientes con insuficiencia cardíaca más sanos sin tener que permanecer en el hospital”. “Este es un modelo que deberíamos estar trabajando para poderlo implementar siempre que sea posible”.
La declaración insta a los profesionales de la salud a discutir habitualmente la situación general de vida de los pacientes que padecen insuficiencia cardíaca para identificar los desafíos que afectan su atención médica. Siempre que sea posible, los profesionales de la salud deberían realizar las siguientes acciones:
- Ayudar a los pacientes que buscan cobertura de seguro, ayuda financiera, viviendas asequibles o empleo
- Presentar la información médica en formatos adaptados según el idioma, el nivel de educación y los conocimientos de salud de cada individuo
- Apoyar a clínicas colaborativas dirigidas por enfermeras que ayudan a los pacientes a convertirse en mejores gestores de su propia salud
- Utilizar programas de acceso a medicamentos para ayudar a proporcionar medicamentos fuera del alcance financiero de los pacientes
- Asociarse con bancos de alimentos locales para ayudar a proporcionar alimentos a pacientes con inseguridad alimentaria
White-Williams declara que “reconocer la importancia de los determinantes sociales de la salud es el primer paso fundamental para lograr que los sistemas de salud participen en el desarrollo de enfoques para mitigar la gran cantidad de consecuencias adversas de estos factores en diferentes entornos”.
Una declaración científica relacionada, titulada “Family Caregiving for Individuals with Heart Failure”, presenta una descripción general de los desafíos a los que se enfrentan los familiares no remunerados que ejercen como cuidadores de pacientes que sufren insuficiencia cardíaca.
Dado que la insuficiencia cardíaca es una enfermedad progresiva con períodos alternos de estabilidad, las demandas de los cuidadores cambian con el tiempo. Después de un diagnóstico inicial de insuficiencia cardíaca, los cuidadores pueden necesitar proporcionar apoyo emocional para ayudar a los pacientes a enfrentar su diagnóstico de insuficiencia cardíaca, el posible aislamiento social y la pérdida de independencia.
A medida que la enfermedad evoluciona, los pacientes, a menudo, necesitan ayuda para realizar actividades diarias, como bañarse, ir al baño, vestirse, tomar la medicación y navegar por el sistema de atención médica. En el caso de insuficiencia cardíaca avanzada, los cuidadores suelen ayudar en el manejo de terapias de cuidados intensivos, como el soporte circulatorio mecánico que los profesionales de la salud habrían llevado a cabo antes en entornos clínicos.
Lisa Kitko, Ph.D., R.N., presidenta del comité redactor de familias cuidadoras y profesora titular y vicedecana de formación médica especializada en Pennsylvania State University College of Nursing in University Park, Pennsylvania, afirma que “existe una necesidad crucial de que los profesionales de la salud entiendan claramente las demandas de cuidado y cómo cambian a lo largo de la evolución de la insuficiencia cardíaca. También se necesita el desarrollo de herramientas para detectar e identificar a los cuidadores que tienen posibilidades de sufrir depresión y ansiedad”.
Kitko añade que “también es importante evaluar las capacidades de los cuidadores, incluida su motivación para proporcionar cuidados; sus funciones físicas, sensoriales, motrices y cognitivas para realizar las tareas requeridas, y sus niveles de ansiedad y depresión. Esto incluye derivar a los cuidadores para obtener servicios de apoyo, tales como orientación y servicios de relevo en nombre del cuidador”.
Los profesionales de la salud deben incluir a los cuidadores cuando trabajen con los pacientes para tomar decisiones difíciles, como en casos donde deben implantar quirúrgicamente dispositivos médicos diseñados para ayudar a que el corazón bombee con mayor eficacia o decidir cuándo es momento de desactivar estos dispositivos y optar por cuidados paliativos. Kitko establece que “los proveedores de cuidados paliativos también pueden tener recursos para apoyar a los cuidadores”.
Se calcula que los cuidadores pasan un promedio de 22 horas a la semana cuidando a pacientes con insuficiencia cardíaca y, por lo tanto, desempeñan un papel fundamental e instrumental en los cuidados del paciente. Los cuidadores no remunerados, a menudo, experimentan pérdida de ingresos, beneficios y oportunidades de trabajo, lo que puede ser gravoso en términos financieros para toda la familia. Estos costos pueden ser cubiertos desproporcionadamente por adultos mayores, mujeres y personas de razas o grupos étnicos marginadas que tienen más posibilidades de sufrir inseguridad financiera.
Además de los costos financieros, se han observado mayores riesgos físicos y psicológicos para la salud, como el aislamiento social y la ruptura de relaciones externas, en las personas que cuidan a familiares con enfermedades crónicas como la insuficiencia cardíaca.
Kitko establece que “en nuestro sistema actual de cuidado de la salud, existe una falta de incentivos para que los médicos evalúen las necesidades de los cuidadores y ofrezcan apoyo directo.
La mayor barrera es la falta de mecanismos de pago y reembolso que permitan a los médicos proporcionar apoyo directo a los cuidadores”. “Otras barreras incluyen la falta de mecanismos sistemáticos para identificar a los cuidadores y derivarlos en el caso de aquellos que tengan los niveles de ansiedad más altos y más necesidades sin cubrir; sistemas de historias clínicas que puedan incluir la evaluación, intervención y seguimiento de los cuidadores; financiamiento limitado para agencias comunitarias que ofrecen servicios de cuidadores; tiempo mínimo para realizar interacciones clínicas con los pacientes, que limita la capacidad de atender las inquietudes o dificultades de los cuidadores; y falta de directrices claras para ofrecer apoyo a los cuidadores”.
La declaración científica “Addressing Social Determinants of Health in the Care of Patients with Heart Failure” fue escrita en nombre del Council on Cardiovascular and Stroke Nursing, Council on Clinical Cardiology y Council on Epidemiology and Prevention de la American Heart Association. Los coautores son Laura P. Rossi, Ph.D., vicepresidenta; Vera A. Bittner, M.D., M.S.P.H.; Andrea Driscoll, Ph.D., N.P.; Raegan W. Durant, M.D., M.P.H.; Bradi B. Granger, Ph.D., R.N.; Lucinda J. Graven, Ph.D., M.S.N.; Lisa Kitko, Ph.D., R.N.; Kim Newlin, A.N.P., C.N.S.; y Maria Shirey, Ph.D., M.B.A., R.N.
La declaración científica “Family Caregiving for Individuals with Heart Failure” fue escrita en nombre del Council on Cardiovascular and Stroke Nursing, Council on Quality of Care and Outcomes Research, Council on Clinical Cardiology y Council on Lifestyle and Cardiometabolic Health de la American Heart Association. Los coautores son Colleen K. McIlvennan, D.N.P., A.N.P., vicepresidenta; Julie T. Bidwell, Ph.D., R.N.; J. Nicholas Dionne-Odom, Ph.D., R.N.; Shannon M. Dunlay, M.D., M.S.; Lisa M. Lewis, Ph.D., R.N.; Ginny Meadows, M.S.H.I., R.N.-B.C.; Elisabeth L.P. Sattler, Ph.D., R.Ph.; Richard Schulz, Ph.D.; y Anna Strömberg, Ph.D.
Los conflictos de interés de los autores están en los artículos.
Recursos adicionales:
- View this release in English.
- Después del 30 de abril del 2020, revise los manuscritos de Addressing Social Determinants of Health in the Care of Patients y Heart Failure and Family Caregiving for Individuals with Heart Failure que se encuentran online.
- El medioambiente, la cultura y otros determinantes sociales que desempeñan un papel importante en la salud del corazón
- La American Heart Association realiza las primeras inversiones para abordar los determinantes sociales de la salud a nivel nacional y cuentan con las devoluciones del impacto de la salud
- Recursos para cuidadores
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