Puntos destacados de la investigación:

  • Un nuevo estudio nacional a gran escala proporciona evidencia del vínculo entre la inseguridad alimentaria y el aumento del riesgo de muerte cardiovascular.
  • Cada aumento del 1% en la inseguridad alimentaria se asoció de manera independiente con un aumento similar (0,83%) en la tasa de muertes cardiovasculares entre adultos no mayores.
  • La inseguridad alimentaria se considera uno de los diversos factores determinantes sociales de la salud (factores que influyen en la forma y el lugar en que las personas viven, aprenden, trabajan y juegan) que pueden afectar la salud y el bienestar general de una persona.

Prohibida su divulgación hasta las 4 a. m. TC/5 a. m. ET del lunes 9 de noviembre del 2020

DALLAS, 9 de noviembre del 2020. El aumento de las tasas de inseguridad alimentaria en condados de todos los EE. UU. se asocia de forma independiente con un aumento en las tasas de muerte cardiovascular en adultos de entre 20 y 64 años de edad, según una investigación preliminar que se presentará en las Sesiones científicas de la American Heart Association del 2020. La reunión se llevará a cabo de manera virtual del viernes 13 de noviembre al martes 17 de noviembre del 2020. Es un primer intercambio mundial de los últimos avances científicos, de investigación y actualizaciones de las prácticas clínicas basadas en evidencia en ciencias cardiovasculares para la atención de la salud en todo el mundo.

Se considera que alrededor del 10% de los adultos de EE. UU. tienen inseguridad alimentaria, lo que significa que carecen de acceso inmediato a alimentos frescos, saludables y asequibles. Además, el estrés por no saber cómo accederán a su próxima comida o por consumir regularmente alimentos procesados baratos puede tener un impacto negativo en la salud cardiovascular.

“Nuestro estudio es uno de los primeros análisis nacionales en examinar los cambios en la inseguridad alimentaria y en la mortalidad cardiovascular a lo largo del tiempo, en el que también se verifica si los cambios en la inseguridad alimentaria afectan la salud cardiovascular”, comentó el coautor del estudio Sameed Khatana, M.D., M.P.H., docente de medicina cardiovascular en Perelman School of Medicine en la University of Pennsylvania, en Filadelfia. “En esta investigación se demuestra que la inseguridad alimentaria, que es un tipo particular de dificultad económica, está asociada con enfermedades cardiovasculares. Se ilustra que la salud cardiovascular está ligada a muchos aspectos. Es más que consultas médicas, chequeos, medicamentos y procedimientos; lo que sucede fuera de la clínica, en la sociedad, también tiene un impacto significativo en la salud de los pacientes”.

Los investigadores accedieron al estudio del National Center for Health Statistics y del Map the Meal Gap a fin de analizar los datos a nivel de condado sobre las tasas de muerte cardiovascular y las tasas de inseguridad alimentaria que se produjeron entre el 2011 y el 2017, en adultos de 20 a 64 años y adultos de 65 años de edad o más.

En su análisis, los investigadores examinaron las tendencias de mortalidad cardiovascular en los EE. UU. según el cambio anual porcentual promedio en la inseguridad alimentaria. Evaluaron la relación entre cambios en la inseguridad alimentaria y las tasas de muerte cardiovascular, después de ajustar las variables, incluidos cambios demográficos, empleo, pobreza, ingresos, seguros de salud y otros factores que ya se sabe que afectan el riesgo cardiovascular.

Entre los hallazgos principales se encuentran los siguientes:

  • En general, las tasas de inseguridad alimentaria para todo el país disminuyeron considerablemente (de 14,7% a 13,3%) entre 2011 y 2017.
  • El nivel en el que cambia la inseguridad alimentaria fue un factor de predicción significativo de muerte para las personas de entre 20 y 64 años. Los condados de EE. UU. que tuvieron el mayor aumento en los niveles de inseguridad alimentaria presentaron tasas de muerte cardiovascular que aumentaron de 82 a 87 por cada 100 000 habitantes. Los condados que presentaron una disminución en la inseguridad alimentaria tuvieron una tasa de mortalidad cardiovascular que se mantuvo estable en 60 por cada 100 000 habitantes.
  • Las tasas de muerte cardiovascular permanecieron mucho más altas entre las personas mayores (de ≥65 años) que para las personas de 64 años y menores, pero la tasa de muertes disminuyó en todos los niveles: de 1643 a 1542 por cada 100 000 habitantes entre los que experimentaron el mayor cambio en los niveles de inseguridad alimentaria, y de 1408 a 1338 por cada 100 000 habitantes entre quienes tuvieron el menor cambio. Los cambios no fueron científicamente significativos.
  • Por cada aumento del 1% en la inseguridad alimentaria, hubo un aumento similar en la mortalidad cardiovascular entre adultos no mayores (0,83%).

“En general, las tasas de inseguridad alimentaria bajaron. Sin embargo, si bien los niveles económicos han mejorado durante el período en el que se llevaron a cabo las mediciones a nivel del país entero, ha habido una creciente disparidad, lo que demuestra que algunas partes del país están quedando en desventaja”, afirma Khatana.

Mercedes R. Carnethon Ph.D., FAHA, miembro del American Heart Association’s Council on Epidemiology and Prevention Leadership Committee, indicó que el análisis es exhaustivo y pone en relieve algunas de las tendencias preocupantes.

“Sabemos que la inseguridad alimentaria y otros factores determinantes sociales de la salud pueden afectar negativamente los factores de riesgo cardíacos y de accidentes cerebrovasculares, como la presión arterial alta y la diabetes. Este impacto es desproporcionadamente mayor entre los grupos étnicos y raciales menos representados”, dijo Carnethon, profesora de Mary Harris Thompson y vicepresidente del Departamento de Medicina Preventiva en la Feinberg School of Medicine de la Northwestern University, en Chicago. “Es probable que los determinantes sociales de la salud empeoren con la pandemia de COVID-19. Los efectos se extenderán más allá de este período y llevarán a futuras subas en las enfermedades cardiovasculares entre poblaciones vulnerables. Lamentablemente, la perspectiva no es favorable y se necesitan importantes cambios en la infraestructura social para mejorar esta situación”.

En el futuro, los autores tienen la intención de estudiar si las intervenciones que mejoran la inseguridad alimentaria conducirían realmente a una mejor salud cardiovascular.

“Cuando los encargados de la formulación de políticas piensen en la salud cardiovascular de las comunidades, deben considerar factores como la inseguridad alimentaria, así como el bienestar económico y social general de la comunidad”, comentó Khatana. “Las intervenciones que mejoren el bienestar económico de una comunidad podrían llevar a mejoras en la salud cardiovascular de las personas que viven allí”.

Los coautores son Stephen Y. Wang, M.D., M.P.H.; Atheendar S. Venkataramani, M.D., Ph.D.; Christina A. Roberto, Ph.D.; Lauren A. Eberly, M.D., M.P.H.; y Peter W. Groeneveld, M.D., M.S. Los datos públicos del autor se encuentran en el resumen. Los autores no informaron haber recibido financiación externa para este estudio.

Este resumen se presentará en la Session QU.AOS.765 Social Determinants of Cardiovascular Health.

Recursos adicionales:

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