Aspectos destacados de la declaración:

  • El diagnóstico de un accidente isquémico transitorio (AIT), a veces llamado “alerta de ataque cerebral”, es un desafío porque los síntomas a menudo desaparecen en el plazo de una hora.
  • Una nueva declaración científica de la American Heart Association describe cómo evaluar a los pacientes que experimentan un AIT, con orientación específica para los profesionales del cuidado de la salud en áreas rurales.
  • Casi una de cada cinco personas de las que se sospecha que han tenido un AIT sufrirá un ataque cerebral en un plazo de tres meses, y dos de cada cinco, con la exploración adecuada, sabrán que en realidad han sufrido un ataque cerebral en lugar de un AIT.
  • La evaluación integral de los pacientes con sospecha de AIT con imágenes y el uso de la escala de evaluación de riesgos puede ayudar a determinar qué pacientes deben ser hospitalizados porque tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque cerebral en toda regla.

Prohibida su publicación hasta las 4:00 a. m. CT/5:00 a. m. ET del jueves, 19 de enero de 2023

DALLAS, 19 de enero de 2023. Los síntomas de un ataque cerebral que desaparecen en menos de una hora, conocido como accidente isquémico transitorio (AIT), necesitan una evaluación de emergencia para ayudar a prevenir un ataque cerebral, según una nueva declaración científica de la American Heart Association publicada hoy en su revista médica Stroke. La declaración ofrece un enfoque estandarizado para evaluar a las personas con sospecha de AIT, con orientación específica para hospitales en áreas rurales que pueden no tener acceso a imágenes avanzadas o un neurólogo en el lugar.

Un TIA es un bloqueo temporal del flujo sanguíneo al cerebro. Cada año, alrededor de 240,000 personas en los EE. UU. experimentan un AIT, aunque esta estimación puede representar un subregistro de los AIT porque los síntomas tienden a desaparecer en el plazo de una hora. Si bien el TIA en sí mismo no causa daños permanentes, alrededor de 1 de cada 5 de las personas que tienen un TIA sufrirán un ataque cerebral dentro de los tres meses posteriores, casi la mitad de los cuales ocurrirán dentro de los dos días. Por esta razón, es más preciso describir un TIA como un “alerta de ataque cerebral” en lugar de un "ataque isquémico transitorio", como suele llamarse.

Los síntomas del AIT son los mismos que los del ataque cerebral, solo que temporales. Comienzan repentinamente y pueden tener alguna o todas estas características:

  • Los síntomas comienzan fuertes y luego desaparecen.
  • Los síntomas suelen durar menos de una hora.
  • Parálisis facial.
  • Debilidad en un lado del cuerpo.
  • Entumecimiento en un lado del cuerpo.
  • Problemas para encontrar las palabras correctas/dificultad para hablar.
  • Mareos, pérdida de la visión o dificultad para caminar.

Se puede utilizar el acrónimo F.A.S.T. para reconocer los síntomas de un ataque cerebral e identificar un AIT: F = face (rostro): rostro caído o entumecido; A = arms (brazos): debilidad en un brazo; S = speech (habla): dificultad en el habla; T = time (tiempo): tiempo de llamar al 9-1-1, incluso si los síntomas desaparecen.

“Diagnosticar con confianza un AIT es difícil, ya que la mayoría de los pacientes recuperan su funcionamiento normal para el momento en que llegan a la sala de emergencias”, comentó Hardik P. Amin, M.D., Presidente del Comité de Redacción de Declaraciones Científicas, Profesor Adjunto de Neurología y Director Médico de Ataques Cerebrales en Yale New Haven Hospital, St. Raphael Campus en New Haven, Connecticut. “También hay variabilidad en todo el país en la evaluación que pueden recibir los pacientes con AIT. Esto puede deberse a factores geográficos, recursos limitados en los centros de cuidado de la salud o diferentes niveles de comodidad y experiencia entre los profesionales médicos”.

Por ejemplo, dijo Amid: “Alguien con síntomas de un AIT que acude a una sala de emergencias con recursos limitados puede no recibir la misma evaluación que recibiría en un centro certificado para ataques cerebrales. Esta declaración se escribió pensando en los médicos de salas de emergencias o los internistas: profesionales en áreas con recursos limitados que pueden no tener acceso inmediato a un neurólogo vascular y deben tomar decisiones desafiantes de evaluación y tratamiento”.

La declaración también incluye orientación para ayudar a los profesionales del cuidado de la salud a diferenciar entre un TIA y un “imitador de un TIA”, una condición que comparte algunos signos con el TIA pero que se debe a otras condiciones médicas como la hipoglucemia, una convulsión o una migraña. Los síntomas de un imitador de un TIA tienden a extenderse a otras partes del cuerpo y aumentar su intensidad con el tiempo.

¿Quién está en riesgo de sufrir un AIT?

Las personas con factores de riesgo cardiovascular, como presión arterial alta, diabetes, obesidad, colesterol alto y tabaquismo, tienen un alto riesgo de sufrir un ataque cerebral y un AIT. Otras condiciones que aumentan el riesgo de sufrir un AIT son la enfermedad arterial periférica, fibrilación auricular, apnea del sueño y enfermedad de la arteria coronaria. Además, una persona que ha tenido un ataque cerebral previo tiene mayor riesgo de sufrir un AIT.

¿Qué pruebas se deben realizar primero en la sala de emergencias?

Después de evaluar los síntomas y el historial médico, las imágenes de los vasos sanguíneos en la cabeza y el cuello son una primera evaluación importante. Inicialmente se debe realizar una tomografía computarizada de cabeza sin medio de contraste en la sala de emergencias para descartar hemorragia intracerebral e imitadores de un AIT. También se puede realizar una angiografía por tomografía computarizada para buscar signos de estrechamiento en las arterias que van al cerebro. Casi la mitad de las personas con síntomas de TIA tienen estrechamiento de las arterias mayores que van al cerebro.

Una imagen de resonancia magnética (IRM) es la forma preferida de descartar una lesión cerebral (es decir, una ataque cerebral), idealmente realizada dentro de las 24 horas posteriores al inicio de los síntomas. Alrededor del 40 % de los pacientes que se presentan en la sala de emergencias con síntomas de un AIT recibirán un diagnóstico de ataque cerebral con base en los resultados de la resonancia magnética. Es posible que algunas instalaciones no tengan acceso a un escáner de IRM en la sala de emergencias y pueden admitir al paciente en el hospital para una IRM o transferirlo a un centro con acceso rápido a escáner.

Se deberán completar los análisis de sangre en el departamento de emergencias para descartar otras afecciones que puedan causar síntomas similares a los del AIT, como hipoglucemia o una infección, y para detectar factores de riesgo cardiovascular como diabetes y colesterol alto.

Una vez que se diagnostica un AIT, se recomienda un estudio de diagnóstico cardíaco debido a la posibilidad de que los factores relacionados con el corazón causen un AIT. Idealmente, esta evaluación se realiza en la sala de emergencias, sin embargo, podría coordinarse como una visita de seguimiento con el especialista apropiado, preferiblemente dentro de la semana posterior a sufrir un AIT. Se sugiere un electrocardiograma para evaluar el ritmo cardíaco y detectar fibrilación auricular, que ocurre en hasta el 7 % de las personas con un ataque cerebral o AIT. La American Heart Association recomienda que el monitoreo cardíaco a largo plazo dentro de los seis meses posteriores a un TIA es razonable si la evaluación inicial sugiere un problema relacionado con el ritmo cardíaco como la causa del TIA o ataque cerebral.

Una consulta neurológica temprana, ya sea en persona o por telemedicina, se asocia con tasas de mortalidad más bajas después de un AIT. Si la consulta no es posible durante la visita de emergencia, la declaración sugiere un seguimiento con un neurólogo idealmente dentro de las 48 horas, pero no más de una semana después de ocurrido un AIT, dado el alto riesgo de sufrir un ataque cerebral en los días posteriores. La declaración cita investigaciones que indican que aproximadamente el 43 % de las personas que sufrieron un accidente cerebrovascular isquémico (causado por un coágulo de sangre) tuvieron un AIT dentro de la semana anterior al ataque cerebral.

Evaluación del riesgo de sufrir un ataque cerebral después de un AIT

Una forma rápida de evaluar el riesgo de un paciente de sufrir un ataque cerebral a futuro después de un AIT es la escala ABCD2 de 7 puntos, que estratifica a los pacientes en riesgo bajo, medio y alto según la edad (Age), la presión arterial (Blood pressure), las características clínicas (síntomas) (Clinical features), la duración de los síntomas (menos o más de 60 minutos) (Duration of symptoms) y diabetes (Diabetes). Una puntuación de 0 a 3 indica riesgo bajo, de 4 a 5 riesgo moderado y de 6 a 7 riesgo alto. En los pacientes con puntajes ABCD2 de moderados a altos, se puede considerar la hospitalización.

La colaboración entre los profesionales de la sala de emergencias, los neurólogos y los profesionales de atención primaria es fundamental para garantizar que el paciente reciba una evaluación integral y un plan ambulatorio bien comunicado para la prevención futura de ataques cerebrales luego del alta.

“La incorporación de estos pasos para las personas con sospecha de AIT puede ayudar a identificar qué pacientes se beneficiarían de la hospitalización, en comparación con aquellos que podrían recibir el alta de forma segura de la sala de emergencias con un seguimiento cercano”, comentó Amin. “Esta guía empodera a los médicos en entornos académicos tanto rurales como urbanos con información para ayudar a reducir el riesgo de ataques cerebrales futuros”.

Esta declaración científica fue preparada por el grupo de redacción de voluntarios en nombre del Comité de Atención Neurovascular de Emergencia del Consejo de Ataques Cerebrales y el Consejo de Enfermedades Vasculares Periféricas de la American Heart Association. La American Academy of Neurology afirma el valor de esta declaración como herramienta educativa para los neurólogos y está respaldada por la American Association of Neurological Surgeons y el Congress of Neurological Surgeons (AANS/CNS).

Las declaraciones científicas de la American Heart Association promueven una mayor conciencia sobre las enfermedades cardiovasculares y los ataques cerebrales y ayudan a facilitar la toma de decisiones informadas sobre el cuidado de la salud. Las declaraciones científicas describen lo que se sabe actualmente sobre un tema y qué áreas necesitan más investigación. Si bien las declaraciones científicas informan el desarrollo de pautas, no hacen recomendaciones de tratamiento. Las pautas de la American Heart Association proporcionan las recomendaciones de práctica clínica oficiales de la Asociación.

Coautores: la vicepresidenta Tracy E. Madsen, M.D., Ph.D.; Dawn M. Bravata, M.D.; Charles R. Wira, M.D.; S. Claiborne Johnston, MD, Ph.D.; Susan Ashcraft, DNP; Tamika Marquitta Burrus, M.D.; Peter David Panagos, M.D.; Max Wintermark, M.D., MAS; y Charles Esenwa, M.D., M.S.

La asociación recibe financiación de personas particulares principalmente. Algunas fundaciones y empresas (incluidas empresas farmacéuticas y fabricantes de dispositivos entre otras) también realizan donaciones y financian eventos o programas específicos de la asociación. La asociación tiene políticas estrictas para evitar que estas relaciones influyan en el contenido científico. Los ingresos de las compañías farmacéuticas y de biotecnología, los fabricantes de dispositivos y los proveedores de seguros de salud y la información financiera general de la Asociación están disponibles aquí.

Recursos adicionales:

Acerca de la American Heart Association

La American Heart Association es una organización que fomenta de manera incesante vidas más sanas y duraderas. Tenemos el compromiso de garantizar una salud equitativa en todas las comunidades. Mediante la colaboración con numerosas organizaciones y gracias a millones de voluntarios, financiamos investigaciones innovadoras, abogamos por la salud pública y compartimos recursos para salvar vidas. La organización, con sede en Dallas, ha sido una fuente destacada de información sobre la salud durante casi un siglo. Comuníquese con nosotros a través de heart.org, Facebook, Twitter o llamándonos al 1-800-AHA-USA1.

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